Junto con Cortázar, el cuento seleccionado de Franz Kafka fue Josefina la cantora o el pueblo de los ratones. Se trata de un texto de un estilo muy alejado al que Cortázar tiene en los dos cuentos anteriores, pero a pesar de sus diferencias formales como el narrador, que en el caso de Kafka hay intervenciones en primera persona desde sí mismo aunque la narración sea en tercera y el desarrollo lento de la trama que parece subsidiario de un tema que quiere desarrollar (en ese aspecto tiene similitudes con Kundera), ambos cuentos dieron pie a un tema alrededor del cual se discutió toda la sesión: el arte como símbolo de status. Especialmente en la música.
En las tres historias, el tema del arte está presente, sobre todo en el caso de Josefina la cantora y Las Ménades. Con respecto a La Noche boca arriba, si pudiera haber alguna referencia al tema, sería más específicamente al arte en un sentido ritual y religioso, mucho más ligado a una cosmogonía indígena. Por otra parte, los cuentos restantes hablan de la relación entre la música y el público desde lo popular y lo burgués. La discusión también se trasladó a la figura del artista y cómo puede ser o no venerado o destrozado por su público.
Curiosamente y aunque no se conectara a propósito en la sesión, el tema inicial tiene algo que ver con la visión del arte como símbolo de status. La discusión acerca de un autor del cual se habla más de lo que se lee podría darse también para describir una situación como la asistencia a un concierto de música clásica, la enumeración de autores o compositores supuestamente leídos y el protocolo que se crea alrededor de las obras. No obstante, todo deriva en un frenesí inducido por el fanatismo exacerbado en medio de la función. Por otra parte, Kafka describe a Josefina la cantora como un personaje apreciado por todos los habitantes de "nuestro pueblo”. Se trata de una mujer que canta por medio de chillidos desagradables y aun así es admirada por todos al igual, por más que se da por entendido que la población no tiene ningún tipo de conocimiento musical.
La cultura como símbolo de estatus aparece en el cuento de Cortázar como una forma absurda de obtener distinción social, mientras que por el lado de Kafka se trata de un extraño rasgo de homogeneidad dentro del pueblo. Además de lo anterior, se hace una distinción especial entre la calidad de la obra y la recepción que la gente tiene de la misma, mucho más en dos núcleos en los que la falta de conocimiento de las obras es equivalente a no pertenecer a ese mismo núcleo social.
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