Nicolás Ibáñez G. Ferviente devoto del teatro y la literatura. Lector insaciable y asiduo. Actor egresado del Teatro Libre en convenio con la Universidad Central. Miembro fundador de la Compañía Nacional de las Artes donde oficia como actor, dramaturgo y director. Está al borde de terminar la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional. Es de la estirpe de los literatos a los que les gusta el fútbol y no se avergüenza de ello. Hincha de Boca Jrs. y América de Cali. Le gusta la literatura de Borges y las novelas de Vila-Matas y Thomas Bernhard. Aunque empezó a escribir influenciado por Saramago. En secreto quisiera dedicarse de lleno a las letras.
Catalina Beltrán. A los 17 años decidí que me dedicaría a la dirección de teatro, así que hice la carrera de Artes Escénicas en la Facultad de Artes ASAB de la Universidad Distrital. Sin embargo, cada año acabo descubriendo una nueva pasión: el periodismo, la gestión cultural, la elaboración de maquetas, el diseño web… en fin. Trabajo con COMBO - Compañía Bogotana de Teatro y considero mi grupo una segunda familia. Desde mi paso por la ASAB, donde trabajé cuatro años en la revista de la carrera, supe que sería feliz si podía dedicar buena parte de mi tiempo a las letras. Me encantan Roberto Bolaño y José Saramago. Este año descubrí que tenía un crush con el poeta nigeriano Inua Ellams. Sin embargo, creo que mi libro favorito es “Las uvas de la ira”.

Me gusta ver la realidad desde diferentes perspectivas, por eso escribo mi nombre al revés y sueño con construir nuevos mundos. Me llamo Luisa Parra Rodríguez, estudié derecho en la Universidad del Rosario, hice una especialización en propiedad intelectual, derecho de autor y nuevas tecnologías en la Universidad Externado de Colombia y un máster en edición en la Universitat Autònoma de Barcelona. Soy una apasionada por las profundidades del alma humana, creo que el arte nos permite alcanzarlas y expresarlas para intentar entenderlas. Desde siempre me ha gustado el teatro los libros y el cine. Disfruto leer los amores equivocados de mujeres como Peri Rossi o Pizarnik, adentrarme en la oscuridad de Kafka o Poe y explorar el realismo mágico colombiano de Pilar Quintana, Gabo y, más recientemente, Laura Ortiz.

Desde siempre deseé pasar mis días entre artes y letras, pero solo hasta el año 2009 pude empezar a lograrlo. Soy
Ana María Hernández Moscoso y vivo en un lugar muy, muy lejano. Pese a esto, tengo preciosos sueños y desde el año 2009 empecé a forjarlos. Primero en la Casa de la cultura de Chía, recibí a la música, la danza y el teatro, luego ingresé a ASAB, una casa grande llena de enseñanzas que acumulándose poco a poco me otorgaron el título de Maestra en artes escénicas en el año 2018. Tomada de la generosa mano del teatro y después de tan largo caminar llegué a un destino lleno de misterio: La Biblioteca, lugar que, en medio de los barrios sombríos, las crueles ciudades o los desolados pueblos resulta siendo un oasis para cualquier sediento. Y fue allí donde aprendí que las letras y las artes danzan con tanta fluidez y armonía que es inevitable no convertirse en un observador extasiado, o en su defecto en un danzante partícipe. Y entonces poco a poco se me denominó como cuentera y posteriormente promotora de lectura, misión que desempeño actualmente en la Red de Bibliotecas Públicas del Municipio de Chía desde el año 2018 y gracias a la cual he aprendido que los libros pueden llevar a cualquiera a viajar a lugares muy remotos, incluso si vives en un lugar muy, muy lejano. Estoy en un punto de edad en donde soy demasiado joven para ser una señora y demasiado vieja para ser una jovencita, pero independiente de la porción de vida de 29 años que hasta ahora me ha correspondido, como dice el autor al que le gusta cuando ella calla, confieso que he vivido.